For Pastor Kevin Kakazu, the journey into ministry was anything but expected. Growing up, he never imagined himself as a pastor. Reserved and soft-spoken, he assumed pastors were outgoing, charismatic personalities who thrived in the spotlight, qualities he believed that he lacked. By the time he entered Walla Walla University, his choice to major in theology was less about pursuing ministry and more about a love for Bible classes. He expected to eventually switch majors once he found his true calling.
But God had other plans. Professors began encouraging him to consider ministry more seriously. Though initially not picked up by a conference after graduation, a series of unexpected circumstances led him to his first position at the Sacramento Japanese church. What began as a temporary step soon became a lifelong journey, leading him through chaplaincy, teaching Greek and New Testament as an adjunct professor at La Sierra University, and ultimately pastoring.
Over the years, Kakazu has discovered that leadership requires making difficult decisions and standing by them. While his natural tendency was to avoid conflict or criticism, ministry taught him to accept responsibility during challenging times. He credits God’s sustaining grace for carrying him through seasons when the weight of responsibility felt overwhelming.
The most life-giving aspect of ministry, he says, is witnessing how God transforms difficult moments into blessings. Whether it’s a sermon he wrestled with in preparation or a painful story from his own life shared vulnerably from the pulpit, God has used his weakness to bring courage and healing to others. For him, this truth echoes the promise of 2 Corinthians 12:9: “My power is made perfect in weakness” (NIV).
Since 2018, Kakazu has served Mission Road church, building on the legacy of Pastor Dean Horinouchi, who for 22 years defined the church’s mission as “being the family of God to everyone.” As he reflects on his ordination, Kakazu expresses that he hopes when people walk through the doors of Mission Road, they feel welcomed into God’s family and experience the love of Jesus. For him, if that mission continues long after his ministry, it will be enough.
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By Jordyn Wright
Un llamado silencioso: Ordenación del pastor Kevin Kakazu
Para el pastor Kevin Kakazu, el recorrido hacia el ministerio fue todo menos esperado. Al crecer, nunca se imaginó a sí mismo como pastor. Reservado y de voz suave, asumió que los pastores eran personalidades extrovertidas y carismáticas que prosperaban en el centro de atención, cualidades que creía que le faltaban. Cuando ingresó a Walla Walla University, su elección de especializarse en teología fue menos sobre el ministerio y más sobre el amor por las clases de Biblia. Esperaba eventualmente cambiar de carrera una vez que encontrara su verdadera vocación.
Pero Dios tenía otros planes. Los profesores comenzaron a alentarlo a considerar el ministerio más seriamente. Aunque inicialmente no fue empleado por alguna conferencia después de graduarse, una serie de circunstancias inesperadas lo llevaron a su primer puesto en la iglesia japonesa de Sacramento. Lo que comenzó como un paso temporal pronto se convirtió en una experiencia de por vida, llevándolo a través de la capellanía, enseñando griego y Nuevo Testamento como profesor adjunto en La Sierra University y, finalmente, pastoreando.
A lo largo de los años, Kakazu ha descubierto que el liderazgo requiere tomar decisiones difíciles y mantenerlas. Si bien su tendencia natural ha sido evitar el conflicto o la crítica, el ministerio le enseñó a aceptar la responsabilidad en tiempos difíciles. Le da crédito a la gracia sustentadora de Dios por llevarlo a través de temporadas en las que el peso de la responsabilidad parecía ser abrumador.
El aspecto más vivificante del ministerio, dice, es presenciar cómo Dios transforma los momentos difíciles en bendiciones. Ya sea que se trate de un sermón con el que luchó en preparación o una historia dolorosa de su propia vida compartida vulnerablemente desde el púlpito, Dios ha usado su debilidad para traer arrojo y sanidad a otros. Para él, esa verdad se hace eco de la promesa de 2 Corintios 12:9: «Mi poder se perfecciona en la debilidad».
Desde 2018, Kakazu ha servido a la iglesia Mission Road, basándose en el legado del pastor Dean Horinouchi, quien durante 22 años definió la misión de la iglesia como «ser la familia de Dios para todos». Mientras reflexiona sobre su ordenación, Kakazu expresa que espera que cuando las personas crucen las puertas de Mission Road, se sientan bienvenidas en la familia de Dios y experimenten el amor de Jesús. Para él, si esa misión continúa mucho después de su ministerio, será suficiente.
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Por Jordyn Wright
