At the heart of San Gabriel Academy (SGA) are three goals: to serve others, grow in Christ, and aspire to excellence, inspired by Christ’s words in Matthew 5:14, “You are the light of the world—like a city on a hilltop that cannot be hidden” (NLT). At SGA, Christ is not confined to a Bible classroom or a mission trip or a Week of Prayer. He’s also on the basketball court, which was evident during this year’s CIF Division III Boys Basketball playoffs.
With 155 students in grades 9-12, SGA is a small school compared to many teams they faced from 1,000-student schools. Their journey to the trophy wasn’t always easy, but the boys knew every battle served a greater purpose, and they never lost the awareness that they were representing God’s school, on and off the court. The collective prayer of SGA’s school family was this: “Whether we win or lose, let our examples bring glory and honor to God.”
In January, the devastating Eaton Fires that ravaged Pasadena and Altadena brought the season to a halt, shaking the community and forcing game cancellations. During those moments of uncertainty, the team’s head coach, Danny Piepoli, reminded his players what it meant to fight not simply for a game but for something greater. The championship run was about more than just basketball—it was the realization that they carried the hope and pride of the Adventist community that had supported them without wavering.
After losing to Sage Hill School in the Division 3AA Southern Section semifinals, the SGA administration received an email from a Sage Hill School senior guard. “Even in defeat, your players and coaches conducted themselves with dignity and respect,” the email read. “Your state championship couldn’t have happened to a more deserving group who exemplified class in both victory and defeat.”
The historic postseason run saw the SGA team claim not one but two monumental titles, both for the first time in their school history: the Regional Southern Section CIF Championship and the Division III State Championship. The team was also the first Seventh-day Adventist school to ever win a state title in California. “We felt your energy,” Piepoli said of the Adventist community. “This championship belongs to all of us.”
This season will be remembered not only for the titles won but also for the spirit of a team that refused to give up, no matter the odds. SGA’s victory is a testament to what can happen when people come together with a shared goal and an unshakable belief in one another and in God. Serving others, growing in Christ, and aspiring to excellence happens on the basketball court, too.
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By Danny Piepoli and Bonnie Iversen with Lauren Lacson
Equipo de basquetbol de San Gabriel Academy gana el trofeo de CIF
En el corazón de San Gabriel Academy (SGA) hay tres objetivos: servir a los demás, crecer en Cristo y aspirar a la excelencia, inspirados en las palabras de Cristo en Mateo 5:14: «Ustedes son la luz del mundo, como una ciudad en la cima de una colina que no se puede ocultar». En SGA Cristo no se limita a un salón de clases bíblicas o a un viaje misionero o a una Semana de Oración. También está en la cancha de baloncesto, lo que fue evidente durante los playoffs de baloncesto masculino de la División III de CIF de este año.
Con 155 estudiantes en los grados 9-12, SGA es una escuela pequeña en comparación con muchos equipos que enfrentaron de escuelas de 1,000 estudiantes. Su camino hacia el trofeo no siempre fue fácil, pero los chicos sabían que cada batalla servía a un propósito mayor, y nunca perdieron la consciencia de que estaban representando a la escuela de Dios, dentro y fuera de la cancha. La oración colectiva de la familia escolar de SGA fue esta: «Ya sea que ganemos o perdemos, que nuestros ejemplos traigan gloria y honor a Dios».
En enero, los devastadores incendios de Eaton que devastaron a Pasadena y Altadena detuvieron la temporada, sacudiendo a la comunidad y obligando a cancelar juegos. Durante esos momentos de incertidumbre, el entrenador del equipo, Danny Piepoli, les recordó a sus jugadores lo que significaba luchar no solo por un juego, sino por algo más grande. La carrera por el campeonato fue algo más que baloncesto: fue la comprensión de que llevaban la esperanza y el orgullo de la comunidad adventista que los había apoyado sin vacilar.
Después de perder ante la Escuela Sage Hill en las semifinales de la Sección Sur de la División 3AA, la administración de SGA recibió un correo electrónico de un guardia senior de la Escuela Sage Hill. «Incluso en la derrota, sus jugadores y entrenadores se comportaron con dignidad y respeto», decía el correo electrónico. «Su campeonato estatal no podría haberle sucedido a un grupo más merecedor que ejemplificó clase tanto en la victoria como en la derrota».
La histórica carrera de postemporada vio al equipo de SGA reclamar no uno, sino dos títulos monumentales, ambos por primera vez en su historia escolar: el Campeonato CIF de la Sección Sur Regional y el Campeonato Estatal de la División III. El equipo también fue la primera escuela adventista del séptimo día en ganar un título estatal en California. «Sentimos su energía», dijo Piepoli refiriéndose a la comunidad adventista. «Este campeonato nos pertenece a todos».
Esta temporada será recordada no solo por los títulos ganados, sino también por el espíritu de un equipo que se negó a rendirse, sin importar las adversidades. La victoria de SGA es un testimonio de lo que puede suceder cuando las personas se unen con un objetivo compartido y una creencia inquebrantable entre sí y en Dios. Servir a los demás, crecer en Cristo y aspirar a la excelencia también sucede en la cancha de baloncesto.
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Por Danny Piepoli y Bonnie Iversen con Lauren Lacson
