Across Northern California, young adults are discovering that faith grows best in shared experiences—around campfires, on trails, and beneath the stars. What started with Sabbath School, vespers, and a 10-person camping trip led by Joseph Cartwright of the Auburn church has blossomed into a young adult-led community focused on worship, conversation, and lasting friendships.
Camping retreats have become the ministry’s highlight. Last year’s trips to Big Sur and Lake Tahoe included baptisms, and this year’s Lake Tahoe retreat drew over 100 campers, the group’s largest gathering yet. R.J. Gamboa, coordinator of the General Conference’s Sidewalk Evangelism initiative, and his wife, Charinette, joined the weekend to share about living fully surrendered to Jesus.
Connecting in post-school adult life can be challenging, but this group’s intentional activities—hiking, paddleboarding, shared meals, and late-night conversations—have strengthened bonds across faith and communities. One young professional reflected, “Finding each other in this new stage of life is the first step toward building a real community.”
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By Ken Miller
Encontrar fe y amistad bajo las estrellas
En todo el norte de California, los adultos jóvenes están descubriendo que la fe crece mejor en experiencias compartidas: alrededor de fogatas, senderos y bajo las estrellas. Lo que comenzó con la Escuela Sabática, el culto vespertino y un viaje de campamento de 10 personas dirigido por Joseph Cartwright de la iglesia de Auburn se ha convertido en una comunidad dirigida por jóvenes adultos enfocada en la adoración, la conversación y amistades duraderas.
Los retiros de campamento se han convertido en lo más destacado del ministerio. Los viajes del año pasado a Big Sur y Lake Tahoe incluyeron bautismos, y el retiro de Lake Tahoe de este año atrajo a más de 100 campistas, la reunión más grande del grupo hasta el momento. R.J. Gamboa, coordinador de la iniciativa Sidewalk Evangelism de la Conferencia General, y su esposa, Charinette, se unieron el fin de semana para compartir sobre vivir completamente entregados a Jesús.
Conectarse en la vida adulta después de la escuela puede ser un desafío, pero las actividades intencionales de ese grupo (caminatas, paddleboarding, comidas compartidas y conversaciones nocturnas) han fortalecido los lazos entre la fe y la comunidad. Un joven profesional reflexionó: “Encontrarse en esta nueva etapa de la vida es el primer paso hacia el establecimiento de una comunidad real”.
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Por Ken Miller
